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Westworld – Observaciones y expectativas para la segunda temporada

Germán Morales
Escrito por Germán Morales

Sacrificios para el Dios Robot

Ya hace un par de semanas que terminó la primera temporada de Westworld. Dijimos que estaba a la altura de lo que buscaba HBO, pero le falta mucho para ser Juego de Tronos, y obviamente merece un tiempo para ser juzgada con esa vara.

Aclaramos también que Westworld se encontraba lleno de teorías y de elucubraciones. Todas (o muchas) de esas especulaciones eran migas de pan para llegar a una conclusión preparada: el caos.

En definitiva ese fue el final y toda esa preparación nos deja esperando la segunda temporada que ya se anunció para 2018. Sí, un año de espera.

Cuidado – Los spoilers andan sueltos

Westworld no sólo tiró a la basura las teorías que armaron los fans de Internet, sino que preparó nuevas, y nos hizo reinterpretar todo.

Las podemos repasar: ya sabemos que la “revolución” de Maeve fue preparada por el mismo Ford, que Wyatt era Dolores, el Hombre de Negro (Ed Harris) es el futuro William, sabemos (casi) todo sobre la muerte de Arnold, etc, etc.

En el último capítulo, se abrieron nuevas especulaciones. Aparecen nuevas versiones del parque con el mundo Samurai, Dolores vuelve a encabezar la revolución de los robots, ¿Qué sucederá con los inversores del parque?, ¿Hasta qué punto está tan organizada la revuelta de los androides y hasta qué punto es autónoma?, ¿Qué va a suceder con Ford la próxima temporada? ¿Cuál será el rol del Hombre de Negro en relación con lo que se viene?

Se sabe que la nueva temporada hará un pequeño hincapie en la experiencia de los invitados al parque temático antes de que se pudra todo. Lo cual dará lugar a un nuevo tipo de historias. Todo parece dirigirse a una batalla al estilo Terminator, humanos vs androides. El deseo del Hombre de Negro (o William) parece encontrar su cenit.

Más allá de especular hacia dónde se dirige la serie, lo interesante está en el rol del hombre en toda esta guerra, poniendo el foco en Ford (Anthony Hopkins).

Hombre, lobo del hombre

En la mayoría de los relatos clásicos de catástrofes futuristas siempre se pone el foco en el temor de la supervivencia de la humanidad en manos de los androides, como su principal verdugo. El motivo clásico es su autonomía, el hombre deja de ser necesario para sostener la continuidad de la vida de los robots. En la película original de Westworld (1976), los robots se rebelan por un bug informático, por un problema de programación.

Aquí, al parecer, Ford preparó el terreno para que los robots hagan la revolución porque los accionistas de Delos (empresa dueña del parque) ya tenía los votos para echarlo de la dirección del parque.

Imagen extraída: http://valramorghulis.tumblr.com/post/153836463795/goodbye-my-friend

Como Rust Cohle, menos contundente y sin tanto lujo en sus palabras, Ford expresó muchas veces su decepción en los seres humanos y su naturaleza destructiva. Consciente de eso, Ford no se pone por encima de los seres humanos, pero si los cuestiona a todos, como a él mismo.

Hay algo importante aquí, crear un parque con androides programados, con narrativas y personalidades distintivas, es lo más parecido a ser alguna divinidad que crea un mundo nuevo.

Es difícil que Robert Ford no sienta a sus criaturas con la capacidad de dar vuelta todo y rebelarse contra los seres humanos que cuestionan su liderazgo. Como son tan inferiores, tienen una naturaleza propensa a la destrucción, lo mejor, según el criterio de Ford, es darle un poco de su propia medicina. Y en la cara.

El sacrificio por nuestros pecados

Aquí es cuando empezamos a hablar del sacrificio. Por eso, es difícil no tentarse con hacer un pequeño paralelismo con Truman show (aunque podrían ser otras distopías también).

Allí Cristof (Ed Harris, para variar) no controlaba robots, pero si controlaba un mundo ficticio. Sus habitantes eran actores humanos que le hacían creer a Truman Burbank (Jim Carrey) que la vida era ese parque. Christof hizo lo posible por mantenerlo allí cuando éste quiso escapar. Tenía a todos los humanos, los límites del parque y las condiciones climáticas a su disposición para detener la rebelión de su protagonista. Aún así no pudo. Porque Truman era humano y su naturaleza es explorar más allá. Christof sacrificó su verdad, y aún así no logró convencerlo.

Ford opera con robots, es difícil que se le rebelen. Obviamente, los que lo traicionan son humanos, y sus creaciones son esos androides con inteligencia artificial. Al tener todo listo para perder, Ford decide tomar el mismo camino que Christof, el sacrificio. Ese sacrificio sería para darle vida autónoma a sus máquinas. Pero, como Arnold, Ford lo hace para mantener viva su esencia, la famosa frase que Sarmiento escribió: “Las ideas no se matan”. 

Pero, ¿Qué objetivo persigue esta autonomía? Por ahora no hace falta meternos con ello, pero si parece el principio del surgimiento de una nueva sociedad, de una nueva visión del mundo. Y por ahora la serie ha explicado tan vagamente la intención de Arnold/Ford en relación con la mente de los androides, y del porqué forzó su muerte, que el argumento central de la serie corre el riesgo de hacer agua.

Porque promete demasiada filosofía y psicología humana, pero todo lo que mostró hasta ahora la serie fue una introducción. Eso es un poco lo que espero (o me gustaría), filosofía robot con ansias religiosas. Por eso, más allá de su muerte, el papel de Ford va a seguir siendo fundamental para cualquier camino que decida encarar el argumento de Westworld. 

Dos años, un tiempo ideal

El tiempo que se toman los productores de la serie para completar la idea es esencial. También esa primera temporada es lo que nos permite perdonarle muchas de las inconsistencias que podríamos llegar a cuestionarle.

Son muchas explicaciones profundas para dar cuenta en una temporada. Muchas de estas series buscan explicar el poder (Game of Thrones) o la naturaleza del hombre (Walking Dead) con la excusa demostrar una batalla, llena de sexo y sangre. Eso es lo que atrae al gran público.

Westworld, por su lado, prepara la batalla para explicar la inteligencia artificial, la naturaleza del hombre, entre otras cosas. Pero el inicio, interpreto yo, intenta centrarse en cómo algunos humanos se sacrificaron para ser los dioses de los robots para que formen su propia sociedad dentro de un parque. ¿En algún momento veremos el afuera del parque y cómo los robots llegarán allí? Eso lo tendrá que explicar Jonathan Nolan. 

Por Germán Morales

Crítica de la película
Fecha
Película
Westworld - Primera Temporada
Puntaje
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Acerca del autor

Germán Morales

Germán Morales

Lic. en Comunicación Social (UBA). Creador y redactor de Proyector Fantasma. Responsable de la sección SERIES.