Cine Estrenos

#SnyderCut: Hipótesis para responder a la pregunta: ¿Por qué esta versión no llegó a los cines?

Lautaro Olivera
Escrito por Lautaro Olivera

La Zack Snyder’s Justice League (2021) no es la bazofia que esperaba ver. Con aciertos y errores es mucho mejor que la Justice League (2017) que se proyectó en cines. Habiendo visto ambas versiones confirmamos que la razón es sencilla: guste o no, el corte del director tiene una dirección clara mientras que la editada y refilmada para cines tiene que hacer muchas contorsiones para adecuarse a expectativas a posteriori teniendo que entrar en conflicto con la esencia de la historia original. Por esto al cine llegó una película conflictuada consigo misma que tratando de solucionar su aspecto usó un maquillaje tan excesivo y notorio que resultó desagradable.

La decisión de la productora Warner Bros. de aprovechar la tragedia personal del director para traer a alguien en su reemplazo que pudiera hacer una remezcla de sus ingredientes (lo filmado por Zack) agregando otros condimentos para hacer un “menú del día” mucho más digestible para el paladar de un público acostumbrado a las películas de Marvel, no se debió a que la película fuera pésima en sí, sino a otras cosas que intentaremos analizar a continuación.

Ah sí, esta lectura estará plagada de SPOILERS !!!


Acuaman sumergiéndose en el agua en cámara lenta mientras suena grunge de fondo. En otra escena, abandonará el lugar con una espontánea despedida de un coro de mujeres nórdicas que ante la mirada de Batman, lo despiden cantando una triste canción. Por qué sí. 

1- Una película mainstream no puede durar 4 horas. Zack Snyder no sabe integrar historias que cumplan con un estándar de duración.

A Zack le cuesta muchísimo narrar historias que se sientan consistentes en un largometraje. Es fácil pegarle a un director que viene del mundo del videoclip afirmando que “solo sabe contar historias cortas” pero a pesar del paso de los años (con 7 largometrajes en su haber a lo largo de más de 15 años de historia) le sigue costando horrores. Con un manejo del tempo narrativo distinto, tiende a filmar escenas muy buenas desde el aspecto visual con un peso propio lo suficientemente contundente en sí mismas que se sienten no-tan-bien-integradas a sus escenas compañeras de características, en el resto de la película.

Cada escena es de un regodeo visual y sonoro tan grande que rompe con la posibilidad de darle respiro a la propia narrativa de la historia haciendo que esta se vuelva más de las veces densa, aburrida. En el mejor de los casos cada una de sus películas es visualmente hermosa en muchos de sus fragmentos pero falta de alma en el entero que se debería formar. Como si pudiera tener tres Cajas Madres funcionales sin poder alcanzar el objetivo de conseguir La Unidad. No consiguiendo cumplir con el mantra de que “el todo es más que la suma de las partes”. No está mal mechar escenas así de tanto en tanto pero que la gran mayoría tenga estas características empalaga al espectador obturando toda posibilidad de hacerle disfrutar de una historia que resulte fluida. Zack tiene miedo de que te aburras y por eso quiere que alucines con cada fotograma, como explica DayoScript acá. Paradójicamente el lograr este “efecto empacho” causa aburrimiento y sofoca toda posibilidad de parar la pelota para jugar con las pausas, abriendo el juego a la creatividad y el engaño.

El “menos es más” tampoco resulta para un director cuyos “Director’s Cut” son habitualmente más valorados que sus versiones en cine. Sí, el caso de la Justice League es especial porque lo corrieron de su propio proyecto para solamente usar un ¿50?¿70? % de sus escenas, refilmando otras y cambiando algunas cosas de la historia. Pero ya le pasó con Watchmen (2009) en una versión que extendía unos 53 minutos su metraje y con Batman v Superman (2016) donde los 60 minutos extras de escenas eliminadas, explicaban los mayores huecos argumentales y las situaciones incomprensibles que parecían surgir por generación espontánea en la versión de cines.

No está mal per sé, hacer películas larguísimas. Y no podemos caerle a Snyder por esto si nos parecen adecuados los 209 minutos de The Irishman (2019) de Martin Scorsese. Un Scorsese que en el último año declaró contra las lógicas de producción que manejan las grandes franquicias haciendo foco en las películas de superhéroes. Su historia es bien conocida: por tal o cuales razones los estudios de cine no querían financiar su película lo que hizo que finalmente la producción recalara en los brazos de Netflix. Decir que Scorsese filmó su cinta de manera independiente sería un acto de estupidez y exagerado romanticismo (¿no se llevan geniales estos dos habitualmente?) pero sí podemos afirmar que la hizo por medios no tan tradicionales y desde ya, lejano a esas productoras monstruo que hacen cine de superhéroes.

Warner Bros financió Liga de la Justicia con unos 300 millones de dólares y el pulido del metraje original que hizo que el SnyderCut fuera posible elevó la cifra a 370 millones. Es lógico que en un nivel de mainstream metafóricamente equiparable al poderío de estos héroes mitológicos modernos se tengan ciertas exigencias que hay que cumplir como base. No nos pondremos nunca del lado de un estudio que haga exigencias ridículas para financiar un film en el que salga Superman. Pero se entiende que a la hora de hacer una película en este contexto hay un par de acuerdos de base que es esperable que se cumplan: por ejemplo poder hacer una cinta con una duración estándar acorde al cine. O también, no ir en contra del espíritu inspirador de ideales de tus personajes entendiendo también que son producto de consumo de muchos niños y adolescentes en el mundo.  


Wonder Woman, Acuaman y Cyborg a punto de cargarse sádicamente al villano.

2- La visión de Snyder contiene escenas impublicables.

Como decía, esperaba que la película fuera una bazofia de principio a fin. Y no fue (tan) así. Es cierto, está plagada de escenas innecesarias, largas y sin ningún aporte (o con aportes insignificantes para la trama). Pero en conjunto no es una película que en sí misma haga saltar los sombreros de los productores y los deje en posición de tomar la pesadísima decisión que tomaron. Sí, tiene escenas que son impublicables.

Batalla final contra Steppenwolf:  ALEGREMENTE SUPERMAN ARRANCA DE CUAJO UNO DE LOS CUERNOS QUE CONFORMAN LA CABEZA DEL VILLANO PARA QUE LUEGO AQUAMAN LO EMPALE CLAVANDOLE UN TRIDENTE POR LA ESPALDA PARA QUE LUEGO WONDER WOMAN CON EL MONSTRUO YA DERROTADO HAGA UN SALTO ACROBÁTICO SOLAMENTE PARA DECAPITARLO, ENVIARLE SU CABEZA A DARKSEID PARA MANDARLE EL MENSAJE DE ADVERTENCIA EN PLAN “CUIDADO CON NOSOTROS” PARA QUE LUEGO EL OTRO VILLANO APLASTE LA CABEZA DE SU LACAYO. Todo en un par de segundos. Aunque claro, en plan regodeo de violencia con las típicas cámaras lentas del director en una escena que resume por completo la esencia de lo que él debe considerar lo que es el buen cine y especialmente su Justice League.

Al inicio Wonder Woman hace explotar a un criminal y estampa la cabeza de varios de sus secuaces contra paredes pintándolas con la sangre dejada por sus cráneos. Batman por su lado sostiene aquello tan criticado establecido en Batman v Superman disparando armas de fuego (actitud que va en contra de la filosofía basal del personaje). Solo algunos ejemplos de cuál es la visión que tiene el director sobre estos personajes.

Hay que tratar de comprender a los productores. Venían horrorizados de una Batman v Superman llena de situaciones incongruentes y que resultaban extrañas en relación al espíritu de los personajes. Como corolario de esto, la fatídica escena de “Save Martha” que los hizo el hazmerreír convirtiendo a todo el Snyder-verso en un meme para el gran público, en épocas en donde somos regidos por la tiranía de los perspicaces memes.

Bueno, en el #SnyderCut tenemos una escena que no es mala per sé pero sí muy arriesgada teniendo alto potencial como para haberse convertido en el nuevo “mi mamá se llama Martha”. Al final de la película Steppenwolf logra “la unidad” mediante la fusión de las “cajas madres” y comienza a borrar la existencia de los seres humanos (o algo así, tampoco es tan interesante en detalle la historia). Cuestión es que Flash le hace un homenaje a la primera Superman(1978) de Richard Donner y a algunas de sus propias bizarreadas como personaje de cómic (acá si se está respetando la esencia del personaje!). Barry corre lo suficientemente rápido como para volver el tiempo atrás unos segundos, dándole una nueva oportunidad a sus compañeros supers para salvar las papas. Es distinto analizar hoy esta escena con el diario del lunes y con todo lo que rodeó al “release the Snyder Cut”. Verla en su momento en lo que sería el corte definitivo y situarla dentro del Canon creo que sería atemorizante para el nivel de ridículo que estaban dispuestos a tolerar los popes de Warner (aunque con el resultado puesto se lo tendrían que bancar y de un modo mucho más severo luego de que fuera publicada la versión completada por Joss Whedon).

Otro vicio que se repite en el #SnyderCut (menor y que no mueve la aguja pero que a mi especialmente me resultó preocupante) es la poca cantidad de diálogos en general de la película o al menos de diálogos que “humanicen” a sus personajes, siendo la gran mayoría solamente funcionales al conflicto en la historia y al desarrollo de la trama.

Esperaba que luego de las pobrísimas 43 líneas de diálogo de Superman en Batman v Superman (en una publicación que se titula con su nombre!) se pudiera equilibrar la balanza a favor del superhéroe más importante de la historia en la secuela fílmica. Pero no! No sé cuantas líneas tiene acá pero son realmente escasas haciendo que el personaje no tenga la contundencia que su genial soundtrack (compuesto por Hans Zimmer) quiere anunciar en cada una de sus escenas (incluso Snyder elige homenajearse asimismo con otro “first flight” muy similar al de esa genial escena de Man Of Steel). Esta falta de gracia intentó cambiarla Whedon entre luces y sombras en la versión que llegó a las salas. Hecho que entre otras cosas desembocó en el extraño labio superior de un Superman con un bigote mal removido por CGI. Un detalle que paradigmático, es la muestra máxima de que la empresa estaba llena de contradicciones, siendo un barrilete imposible de remontar tanto para Joss Whedon como para cualquier entusiasta director. El meme de «Mi mama se llama Martha» de Batman v Superman tuvo su secuela con el meme de «El Bigote de Superman».

Volviendo a la visión de Snyder de una Wonder Woman sádica (como orgullosamente nos lo hizo ver publicando una foto de su concepto original expresado acá) creería que es lógico tratar de echar por tierra eso cuando todavía estaba viva la ilusión de tener un universo compartido entre películas con personajes de DC Comics. La Amazona con gran corazón tiene no solamente el gran peso de ser un ejemplo (como la mayoría de los superhéroes deberían ser y como todos los pesos pesados como ella están obligados a ser) sino de ser un ejemplo específico para las niñas. Sería entonces ilógico afirmar que esa Wonder Woman admirable en sus películas en solitario (dirigidas por Patty Jenkins) sea una sádica que disfruta de la masacre cada vez que se junta con los pibes (nótese la similitud con The Boys).


El Bromas de Jared Leto: Orgulloso asesino de Robin y aliado de Batman para intentar matar a Superman.

3- La idea de un SnyderVerso que está por encima de sus personajes.

Uno de los problemas fundamentales de las películas de universos compartidos es que condicionan al resto de las cintas. Ver el epílogo de esta versión da cuenta de algo que siempre sospechamos: Zack quería que su universo fuera mutando para terminar convirtiéndose en una especie de Injustice: God Among Us cinematográfica. Superman malvado a causa un poco de la influencia de Darkseid, un poco por la muerte de Lois Lane. Un Batman mucho más violento que de costumbre encarando una revolución, aliado al Joker de Jared Leto y a otros villanos. Todo en un mundo plagado de muerte y destrucción.

Son interesantes las versiones distopicas de grandes franquicias. Pero encarar de ese modo un universo que presenta al primer Superman en pantalla grande luego de unos 30 años, a la primera Wonder Woman cinematográfica en la historia (40 años después de la serie de Linda Carter) y a todo un elenco de superhéroes y villanos secundarios conviviendo en un universo cinematográfico, resulta extraño y chocante. Entre otras cosas porque será la primera versión de estos héroes que conozca gran parte del publico. Se espera en este contexto de universo cinematográfico que estas versiones sean lo más fieles posibles al material original (la clave del éxito de Marvel luego de décadas con películas de superhéroes consideradas como un género muy menor). Y si no es así y se incluyen algunos cambios, que estos estén dados por algún necesario aggiornamento.

Este no es el caso. Snyder nunca entendió la esencia inteligente y bondadosa de un personaje como Superman, lo maravillosos que pueden ser los héroes como fuente de inspiración y cómo estos pueden explotar mucho de su esencia cuando abrazan sus rasgos infantiles y sin mayores dramatismos pueden reírse de sí mismos. Zack solamente se quedó en la superficie, obnubilado con el potencial de grandes escenas de acción que pueden surgir cuando son protagonizadas por gente con superpoderes. También consideró que estos en un mundo real podrían ser insensibles (creo yo malinterpretando una vez más el concepto que cuenta Watchmen de Alan Moore). Por lo cual lo imagino pensando de un modo adolescente: ¿Qué más divertido que hacer que un tipo como Superman que hace décadas viene dándonos molestos sermones de como deberíamos comportarnos se vuelva villano y se pelee con Batman? ¡Batman es tan cool!

Tanto que hasta en su corte en la única escena filmada específicamente para la Zack Snyder’s Justice League, lo hace decir la Fword. Toda una batería de delirios del director que no son malos per sé. Pero la apropiación de juguetes que pertenecen al inconsciente colectivo utilizados para performarlos a lo Sid Phillips volviéndolos especialmente agradables para los amantes de la Galería Bond Street y del Crossfit, es algo que de mínima licua la gracia de los personajes desaprovechando su colosal potencial. 

El agradecimiento de Snyder a los fans que hicieron posible un hecho histórico: que su visión sea publicada.

En resumen, recibimos con alegría el #SnyderCut. Podemos ver la versión original del director y criticarla tratando de entender las razones que hicieron que sufriera tan obsceno manoseo aunque sin dejar del lado en el análisis, el contexto de una industria cinematográfica millonaria apuntalada en la actualidad por el cine de superhéroes.

Nos quedaremos igualmente con las ganas de ver una Justice League dirigida solamente por Zack Snyder, canónica y con una duración acorde a una proyección más o menos estándar en cines. Su película entre luces y sombras, pasó a ser una rareza muy entretenida que volviéndose una versión marginal y en comparación con la que salió a la cancha originalmente, aprovecha su coyuntura para poder ser especialmente valorada pudiendo paradójicamente abrazar esa postura Edgy que tanto le gusta a su director.

Por Lautaro Olivera

Acerca del autor

Lautaro Olivera

Lautaro Olivera

Licenciado en Psicología (UBA). Alexander Payne, Evangelion, Bojack Horseman y superheroes. Colaborador en las secciones CINE y SERIES en Proyector Fantasma.