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Crítica: Ellos vienen por ti (2015) Dir. Michael Petroni

Juan Ventura
Escrito por Juan Ventura

Título original: Backtrack; Año: 2015; Duración: 90 min; País: Australia; Director: Michael Petroni; Guión: Michael Petroni; Música: Dale Cornelius; Fotografía: Stefan Duscio; Elenco: Adrien Brody, Sam Neill, Bruce Spence, Robin McLeavy, Jenni Baird, Anna Lise Phillips, Malcolm Kennard, Olga Miller, Chloe Bayliss; Género: Thriller | Sobrenatural; Estreno en Buenos Aires: 28 de abril de 2016

Hay que dejar de robar con los fantasmas por dos años

Si alguna vez alguien decidiera inventariar aquellas películas de terror con temáticas sospechosamente similares, la lista sería cuantiosa. Y dentro de éstas, los films sobre fantasmas constituirían una sección infaltable: protagonistas acechados por apariciones de distinta índole, espíritus que no logran descansar en paz, traumas del pasado irresueltos, mensajes crípticos desde el más allá; ¿Quién no ha visto estos lugares comunes reproducirse en cientos de ocasiones? El agotamiento es evidente y, sin embargo, el catálogo se agranda todos los años con propuestas que –más allá de algún susto pasajero- no le aportan nada ni al género ni a los espectadores.

En este sentido, Ellos vienen por ti (2015) representa otro ladrillo más en la pared de argumentos trillados y finales cantados. El director y guionista Michael Petroni (libretista de “La Reina de los condenados”, “El Rito” y “La Ladrona de libros”) presenta una historia de terror carente de imaginación para asustar a la audiencia y con serias dificultades narrativas para hacer avanzar a un relato por demás inconexo y bastante forzado.

Las peripecias de la trama nos sitúan en la vida del atormentado Peter Bowen (Adrien Brody), un psiquiatra que intenta rehacer su vida luego de la muerte de su hija en un accidente de tránsito. La tarea no será nada sencilla, pues pronto cae en la cuenta de que todos los pacientes a los que estuvo tratando en el último tiempo están muertos. Buscando la conexión entre estas extrañas apariciones y la muerte de su hija, Bowen comienza a indagar en su pasado, revelando oscuros traumas de su adolescencia que quizás hubiese sido mejor no recordar…

Más allá de algunos detalles inexplicables (¿De qué vivía Bowen si todos sus pacientes estaban muertos?) lo que vuelve deficitaria a esta pequeña producción australiana tiene que ver con los complicadísimos ribetes de un guión que se presenta como un –fallido- híbrido entre historia policial de misterio y película de terror, quedando a mitad de camino entre ambas. En ese sentido, la conexión entre los distintos eslabones de la trama resulta poco convincente y el devenir de los acontecimientos, confuso. Lo único que posibilita la progresión de la historia es la memoria del protagonista, que esporádicamente se activa para revelarnos detalles importantes que, de otra forma, no hubiera sido posible conocer.

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Por otra parte, estamos en presencia de una típico film de golpes de efecto: aquí el terror no proviene del gore o de la insinuación del peligro, sino que se da a partir de repentinos y bruscos sobresaltos que le marcan a la audiencia en qué momentos debe estremecerse. Si bien algunos de éstos logran ser efectivamente tenebrosos, todo resulta demasiado anunciado, y la reiteración viciada del recurso (sumado a un uso saturado de la música, bastante molesto) lo vuelve cansador.

Sin dudas, el que más debe haber sufrido la película es el bueno de Adrien Brody, que pese a su correcta labor no logra nunca rescatar a su perturbado personaje. Es un caso extraño el de este actor. El tipo tiene un talento impresionante y, sin embargo, luego de deslumbrar al mundo con su actuación en “El Pianista” (2002) (siendo el actor más joven de la historia en ganar el Oscar a mejor actor, con tan sólo 29 años) se desdibujó completamente participando en producciones menores y/o olvidables en la década subsiguiente. Claramente, es un artista que por calidad, matices y personalidad está para mucho más.

El desperdicio de talento también incluye al veterano San Neill, que en este caso fue convocado como “cara conocida” para el afiche, pues su participación en la película se reduce a tres escenas.

En el fondo, Backtrack es una película discreta que se oculta detrás de una maraña de enredos argumentativos para no terminar admitiendo su insípida simpleza. Así, sin ideas ni originalidad, la obra termina siendo una raya más en el tigre de la industria que no hace demasiada diferencia.

Por Juan Ventura

Crítica de la película
Fecha
Película
Backtrack (2015)
Puntaje
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Acerca del autor

Juan Ventura

Juan Ventura

"El cine es la vida misma sin las partes aburridas" - Alfred Hitchcock