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Sobre jóvenes en conflicto con la ley y el sistema carcelario: Starred Up

Lautaro Olivera
Escrito por Lautaro Olivera

De modo cíclico, el tema se pone cada tanto tiempo en la espasmódica agenda de cualquier país emergente que no sabe cómo combatir la inseguridad y reducir la tasa de criminalidad: ¿Qué hacemos con los jóvenes que están en conflicto con la ley penal? ¿Los metemos en algún régimen especial? ¿Los absolvemos por considerarlos aún inmaduros y entender que no tienen una conciencia completa sobre sus actos? ¿Los tratamos como adultos y los azotamos con la misma vara deparada para los mayores de edad?

En este contexto siempre es interesante ver películas que reflejen de un modo didáctico y entretenido las temáticas a tratar. En este caso la cinta que vamos a recomendar trata sobre esto: sobre un adolescente al que acaban de encerrar en una cárcel para adultos.

Starred Up es un término utilizado en Gran Bretaña para denominar una suerte de egreso cuando un joven es transferido prematuramente desde un correccional de menores hacia una prisión para adultos. El egreso se da cuando este joven ha resultado un problema difícil de resolver para el correccional y la institución se rinde, renuncia a seguir lidiando con él y decide expulsarlo “hacía arriba”, depositandolo en un régimen carcelario que, a las claras, estará dotado de mayor severidad. Sin una traducción literal convincente para denominar esta suerte de jerga regional, si por ejemplo buscamos la película en Netflix el titulo no podría ser más contundente: “Condenado antes de tiempo”. Esta traducción desde ya, tendrá múltiples acepciones que en algún modo son retratadas en la película.

Puntualmente se trata el caso de Eric, un adolescente de temperamento aparentemente indomable, que ha vivido prácticamente toda su vida encerrado en instituciones correccionales desde que era un niño luego de haber estado involucrado en un homicidio. Díscolo, irascible y violento, se encontrará en prisión con su padre, un hombre con el que mantiene una relación distante y problemática.

La historia en Starred Up (2013) es por demás interesante porque sin escatimar en dosis sobre la crudeza que existe en esta clase de ámbitos y sin endulzar sobre nada tampoco, nos hace pensar acerca del destino que es capaz de ofrecerle el régimen carcelario a una persona joven. Si la institución intenta una suerte de reforma y reinserción a la sociedad o si se limita al castigo y control, tratando de borrar su individuación como ser humano. “Vos tenés un par de títulos y atrás de esos, vienen tu nombre y apellido, yo solo tengo un número de serie”, le aclara uno de los presos al psicólogo que trabaja en la institución. Por la desintegración del nombre propio, es por donde arranca la deshumanización del individuo.

Eric encontrará un buen asilo en un grupo terapéutico en el que decide participar. Encontrará tanto en el psicólogo que dirige el grupo como en sus compañeros del mismo, las únicas personas que parecen confiar en él, dentro del penal. En este ámbito podemos observar no sólo la gran cantidad de agresividad de Eric, sino su impulsividad: como no hay una reflexión que medie entre su impulso a ejercer la violencia y desatar su ira y el hecho de hacerlo, efectivamente. Desde el punto de vista psicológico también tomará especial relevancia, la necesidad que tiene de reencontrarse con su padre, aunque sea en un escenario tan oscuro como este.

 La siempre complicada relación padre-hijo, esta vez desde la cárcel

La siempre complicada relación padre-hijo, esta vez desde la cárcel

Más allá de la impronta social que queremos destacar y su riqueza didáctica, la película de 2013 dirigida por David Mackenzie es excelente. Cruda, potente y atrapante, se torna imprescindible dentro del género de películas que tienen lugar en cárceles. Agregándole su toque personal de explorar la impulsividad de los jóvenes, una crítica a la utilidad de los sistemas carcelarios y una sorprendentemente emocionante relación padre-hijo entre violentos presidiarios, es altamente recomendable. No sólo en momentos en donde afloran ciertas dudas a la hora de repensar de qué modo se debe tratar a los jóvenes en instituciones cerradas, sino en cualquier momento en donde se tengan ganas de ver, una gran película.

Por Lautaro Olivera

Acerca del autor

Lautaro Olivera

Lautaro Olivera

Licenciado en Psicología (UBA). Alexander Payne, Evangelion, Bojack Horseman y superheroes. Colaborador en las secciones CINE y SERIES en Proyector Fantasma.