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ESPECIAL WOODY ALLEN: Medianoche en Paris (2011)

Marianela Santillan
Escrito por Marianela Santillan

Finalizamos nuestro ESPECIAL WOODY ALLEN, y a partir del estreno local de Café Society (2016), hoy analizamos una de las obras más recientes del director neoyorkino: Medianoche en  Paris (2011).

“Una noción de que un periodo de tiempo diferente, es mejor que el que estamos viviendo. Es una falla en la imaginación romántica de esas personas, que encuentran difícil lidiar con el presente”.

Midnight in Paris, 2011

Nostalgia de la luz

En Medianoche en Paris (2011), Woody Allen nos presenta a Gil (Owen Wilson), un guionista hollywoodense -que realmente quiere dejar su profesión para ser novelista-, y a su novia Inez (Rachel Mc Adams), quien se opone a cualquier cambio en el presente profesional de Gil. Poco antes de su boda, ambos viajan a Paris, en compañía de los padres de ella.

Gil, aburrido y agotado por sus compañeros de viaje y por varios motivos que marcan aún más las diferencias con su prometida, se separa de ellos y se pierde por las calles de la cuidad de la luz. Allí, cuando las campanadas anuncian la medianoche, aparece un auto antiguo. Él no entiende que pasa, pero se sube, y automáticamente es trasladado a los años ’20, donde conoce a distintos intelectuales -y emergentes- de la época.

En este viaje al pasado, se encuentra con escritores como Gertrude Stein, F. Scott Fitzgerald, T. S Eliot, Ernest Hemingway, artistas como Pablo Picasso; los surrealistas Man Ray y Salvador Dalí, Luis Buñuel, o incluso con músicos de la talla de Cole Porter. Todos ellos fascinan a Gil, quien cada noche escapa de su tediosa vida contemporánea, y huye al paraíso perdido. Allí también conoce a Adriana (Marion Cotillard), antigua grouppie/amante de Picasso, Hemingway, Braque y Modigliani, quien lo encandila y enamora.

La relación con Inez se torna cada vez más distante, sus tiempos no coinciden, y eso no les genera ningún tipo de malestar, además del hecho de que cada uno ha encontrado un nuevo objeto de amor. 

Un buen día, gracias a un gran hallazgo, Gil decide declararle su amor a Adriana, quien emocionada, lo besa. En ese momento aparece nuevamente un vehículo, sólo que esta vez se trata de un carruaje con caballos. Una vez más, sin entender, o sin mencionar si quiera el tema de los viajes en el tiempo, ambos suben y son transportados a la Belle Epoque, época que resulta fascinante para Adriana y para sus amigos intelectuales.

Aquí surge el segundo cambio -temporal- en el film, y el conflicto entre Gil y su nueva enamorada: para él, su época de sueño es la década del ´20 (recordemos que el anhelo de Gil es ser un novelista, y que al llegar a tal tiempo, puede ser contemporáneo de los escritores que siempre ha admirado), pero para ella es la Belle Epoque, por lo que decide quedarse a vivir en ese tiempo, sin importar que esto la separe de él. 

De esta forma, la trama que Woody Allen plantea en Medianoche en Paris, va mucho más allá de los viajes en el tiempo; una vez más este realizador aborda la idea de la insatisfacción humana como algo inherente a nuestra condición. Alguien de la actualidad ansía vivir en los años ´20, mientras que los intelectuales de esa época deseaban vivir en el tiempo de la Belle Epoque, y los eruditos de la Belle Epoque ven como su tiempo dorado al Renacimiento. Gil, entonces, comprende que la insatisfacción es algo con lo que hay que convivir en la vida y que la felicidad no se encuentra a partir de una huida o escape, ya que cualquier período, puede ser tan perfecto como imperfecto, según quién y cómo lo mire, además de la cercanía con que se lo analice. Por otro lado, la actualidad -sea cual sea- comparada con otra época; según la forma que tenemos de imaginarla y fantasearla, y la carga emotiva que le añadamos, puede resultar aburrida o decepcionante.

A partir de este aprendizaje, Gil regresa al presente y decide realizar algunos cambios en pos de acercarse más a cuestiones que puedan hacerlo feliz. Sale de su lugar de pasividad, confronta a Inez y se separan. También realiza cambios a nivel laboral, apostando por su vocación de escritor por fuera de la industria del cine, es decir, se corre de ese lugar ingenuo de perfección en el pasado, aunque continúe admirando a sus autores favoritos. Por último, conoce a una nueva mujer, con la que resurge la posibilidad de un amor, sólo que esta vez se trata de un amor más posible, que quizás pueda resultar aún más fantástico y maravilloso que el imaginado.

Por Marianela Santillán

Además, aquí podés leer nuestro texto sobre el soundtrack de Medianoche en Paris.

Acerca del autor

Marianela Santillan

Marianela Santillan

Lic. en Psicología (UBA) -Psicóloga online-, con formación en Artes Audiovisuales (IUNA). Editora y redactora responsable de la sección CINE en Proyector Fantasma.